domingo, 22 de mayo de 2011

¿Qué son?

Son medicamentos que se encargan de controlar o calmar sensaciones dolorosas leves, moderadas o intensas, que frecuentemente son motivo de malestar. Tienen la capacidad de aliviar dolores producidos por golpes, heridas, fiebre, torceduras, quemaduras o cuando son síntoma de algún padecimiento, como bronquitis, gripe o resfriado, entre otros.
El tratamiento del dolor incluye dos tipos de analgésicos: opiáceos (narcóticos, no pueden ser automedicados) y no opiáceos (ácido acetilsalicílico, ibuprofeno, dipirona y paracetamol, de libre acceso). Hay otras sustancias, que aunque no son analgésicos, tienen la propiedad de aliviar o calmar el dolor, entre ellas se encuentran el naproxeno (antiinflamatorio), benzocaína y lidocaína (anestésicos) y la cafeína (estimulante que incrementa los efectos de un analgésico).
Los opiáceos se caracterizan por ejercer una acción muy rápida sobre receptores del sistema nervioso y ser eficaces para controlar dolores intensos y crónicos, por ejemplo, el que produce el cáncer. Dentro del grupo de los no opiáceos existen fármacos que poseen propiedades analgésicas, antipiréticas y antiinflamatorias, y tienen doble acción: por un lado, bloquean un grupo de sustancias llamadas prostaglandinas, que al interaccionar entre ellas son, en parte, responsables de la sensación de dolor. En segundo lugar, reducen la inflamación e irritación que frecuentemente rodean a una lesión, como heridas o golpes.
Los analgésicos más usuales son los siguientes:
  • Ácido acetilsalicílico.
  • Paracetamol (Acetaminofén).
  • Dipirona.
  • Ibuprofeno.
  • Naproxeno.
  • Benzocaína.
  • Lidocaína.
  • Cafeína.
Por otro lado, cuando se va a tomar un analgésico es muy importante tener algunas precauciones:
  • Siempre debe administrarse con agua, nunca con café, refresco o bebidas alcohólicas porque pueden producirse efectos indeseables, por ejemplo, daños al hígado.
  • Las personas con trastornos estomacales, como gastritis, colitis o úlceras deben tomar los que sean inofensivos con la mucosa del estómago, como el paracetamol.
  • No deben tomarlos mujeres embarazadas, ya que su acción puede dañar el mecanismo de coagulación de la sangre del bebé.
  • Deben evitarlos las personas con antecedentes de alergia y las que tienen problemas en riñones.
  • Los niños que padecen varicela o influenza no deben tomar ácido acetilsalicílico, pues ello se relaciona con la aparición del síndrome de Reye (enfermedad que se genera después de una infección viral que daña al cerebro, hígado y riñones, que se caracteriza por vómitos continuos, pérdida de energía, irritabilidad, dificultad para reconocer a los miembros de la familia y convulsiones). En estos casos debe consultarse al médico para que prescriba un fármaco especial que alivie el dolor.

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